Barrio es una subdivisión de una ciudad o pueblo, que suele tener identidad propia y cuyos habitantes cuentan con un sentido de pertenencia.
En este relato quiero compartir
con ustedes vivencias de mi querido barrio. Como les comente en relatos
anteriores, yo me crie en el distrito de Breña, para ser más exacto en el Jr. Caraveli.
Hasta aquí ustedes se pueden preguntar y que tiene de particular este
barrio…pues bien voy a tratar de narrarles algunas vivencias que hicieron de
este VECINDARIO, más que un lugar donde
vivir.
Bueno para comenzar les debo
contar que en mi barrio existe mucha solidaridad entre los vecinos y donde los
festivales “Pro ayuda” resultan ser un
buen pretexto para juntarse, divertirse y de pasada ayudar con una causa común.
Por ejemplo, si algún vecino se encuentra delicado de salud, se organiza un festival,
y al mismo estilo de Mistura, cada familia dona una fuente de comida y las
mismas se expenden el día del festival. Por lo general el día domingo, día del
pueblo. Para ello existe una comisión
organizadora que se encarga de realizar las coordinaciones con los vecinos para
que por ejemplo, no se repitan las fuentes de comidas, y de esta manera los comensales
puedan tener un mayor abanico de posibilidades gastronómicas con que
deleitarse; claro esta acompañados de unas buenas cervecitas, y si estas son en
presencia de una agradable compañía… mejor aun!. El dinero de todo lo recaudado se le hace
entrega al vecino motivo del festival.
En Caraveli contamos con la
bendición de la virgen de Fátima, quien es la patrona del barrio y la cual cuenta
con una gruta para veneración de los vecinos. Esta figura de la virgen fue elaborada
por el abuelito de mi amigo Cachivache, quien se dedicaba a restaurar imágenes de
yeso.
La fecha de festividad central de la virgen de
Fátima, es el último domingo del mes de mayo. Para ello se elige previamente a
los mayordomos que se encargarán de recaudar fondos para dicha festividad.
Cuentan que el 31 de mayo de
1970, fecha del terremoto que desapareció la provincia de Yungay, al momento
que se inicio el terremoto, la procesión se encontraba entrando a Caraveli, y
lo que hicieron los vecinos que acompañaban, fue ponerse de rodillas y rezar
frente a nuestra querida Virgen. Al
culminar el movimiento y pasados los nervios propios de tremendo
acontecimiento, quienes terminaron cargando el anda a manera de agradecimiento
y devoción, fueron las mujeres del barrio. Desde esa fecha es una tradición que
la procesión al momento de entrar al
barrio sea cargada por las mujeres del barrio, aunque sea un tramo corto, por
lo pesado del anda. Toda una tradición llena de historia.
La gruta de la virgen se
encuentra al fondo de la quinta Fátima,
y justo en la última casa de aquella quinta, quedaba la casa de un señor que vendía cuetecillos;
digamos que los ancestros de las famosas ratablancas. Como en ese entonces no
teníamos propinas y queríamos como todo niño reventar cuetes, a mi amigo “el
ciego”, no se le ocurría mejor idea que pedirle prestado a la virgen de su alcancía de las limosnas, que los vecinos tenia
a bien dejarle de forma voluntaria. Todos apoyábamos la idea, pero al momento
que estábamos frente a la imponente presencia de la virgen…. nos echábamos para
atrás.
Hasta que un día, este amigo nos pidió que rezáramos a la virgen y le pidiéramos perdón por sacarles una que otra
monedita, total Dios es puro amor y la virgen nos perdonaría. Fue así como una toda
una delegación nos acercamos a la gruta de la virgen y nos pusimos de rodillas
para rezarle. No sé bien cuantos ave marías y Padre nuestros íbamos, cuando de
repente se paro este amigo y fue directo
hasta la alcancía y luego de hacer una venia y persignarse, metió la mano y saco
algunas monedas. Todos mirábamos de reojo la acción, pero ahora con mucho más
razón seguíamos rezando. El mayor beneficiado de esta nada aconsejable acción era
el vendedor que veía como sus productos pirotécnicos tenía gran demanda.
Otra cosa que recuerdo de mis
vivencias de infancia en mi querido barrio, era cuando con mis amigos nos escribíamos
para participar en el campeonato de fulbito que organizaba la municipalidad.
Para ello teníamos que recaudar nuestros propios fondos para la adquisición de
las camisetas. Para tal fin, tocábamos las puertas de todos los vecinos y
solicitábamos que nos regalen periódicos pasados y botellas vacías, las cuales eran
acopiadas en la esquina del barrio. No saben todo lo que podíamos recaudar… eran
cerros de periódicos y botellas, que luego serían vendidas a los ropavejeros
que pasaban por la zona. La cantidad recaudada alcanzaba para la compra de
dichas camisetas. El esfuerzo y trabajo comunitario había valido la pena.
Otra festividad clásica del
barrio era la Fiesta de año nuevo. Recuerdo que cuando tenía 17 años, tuve que asumir a solicitud de mis amigos la
presidencia de la comisión organizadora de tal magno evento. ¿Pero como llegue
a tal situación?… Recuerdo que todo salió como jugando una noche de octubre, en
donde luego de aquellas clásicas reflexiones acerca de lo rápido que estaba
pasando el año, decidimos en quórum organizar la fiesta de año nuevo. El problema
era que estábamos a escasos dos meses de la fecha objetivo.
Después de discutir como recaudar
fondos, y luego de asimilado que por la envergadura
de la fiesta, la recaudación de la venta de periódicos y botellas no alcanzaría
ni para el comienzo, decidimos organizar una fiesta “Pro fondos”….. la fecha acordada fue el 31
de octubre, es decir teníamos pocos días para organizar todo.
Vendimos tarjetas, pegamos
pancartas en las esquinas del barrio anunciando dicha fiesta. Es decir, nos
organizamos y comprometimos al máximo. Llegado el día de la fiesta no nos podíamos
quejar, pues era todo un éxito, estábamos bien organizados, unos controlaban la
puerta, otros estaban en el expendio de las cervezas y gaseosas, otros recogían
las botellas del piso y estas tareas eran rotativas para no maltratar a la
comisión organizadora. A estas alturas de la fiesta, lo único que debíamos
hacer, era mantener a la gente
tranquila, cosa que cada vez era menos probable, debido a la cantidad de gente
que se dio cita a la fiesta, y por la cantidad de cerveza que estábamos
vendiendo, y por lo cual nosotros nos sentíamos más que agradecidos.
No sé en qué momento se desbordo
la euforia de la gente, lo que hizo que
terminara en una bronca descomunal. Para suerte nuestra uno de los grupos tuvo
la magnífica idea de salir a fuera del local para terminar la bronca en la
pista. Fue en ese momento en que decidimos cerrar la puerta evitando que el
otro bando salga y la sangre llegue a mayores…. La verdad que no sé si fue una
buena idea, porque la turba que quedo de afuera quería romper la puerta. Para
suerte nuestra la puerta era de metal. Conforme pasaban los minutos, la calle
estaba hecha un polvorín, en donde a parte de los revoltosos peleadores callejeros,
se encontraban los familiares de las chicas que habíamos invitado a la fiesta y
a las cuales era nuestra obligación cuidarlas. Recuerdo que el sonido de la puerta
era insoportable, hasta que mi amigo Kitty no se le ocurrió mejor idea que
pedirme que abriera la ventana chica de la puerta, para que él, en ese preciso
momento pudiera meter un puñete y de esta manera bajarse aunque sea a unos de
los insoportables revoltosos. Y así lo hicimos…. a la voz de tres me dijo Kitty,
uno, dos y tres, abrí la ventana y Kitty Kitty cerrando los ojos lanzo un mortífero
puñete, pero justo al momento en que yo abría la ventanita, puede ver a una señora
(probablemente madre de una de las chicas encerradas adentro del local) asomar
su cara por la ventana, y lamentablemente en ese momento puede presenciar y en butaca espacial, como al mejor estilo de
Mike Tyson, impactar en la cara de esta pobre señora tremendo puñete y tumbarla
al suelo. Literalmente se fue a la lona!!!
Ahora con mucho más razón ya no podíamos abrir
la puerta.
Para suerte nuestra a los pocos minutos llego la
policía y pudo poner fin a tremendo lio callejero. Lo rescatable de todo era
que habíamos recaudado los fondos suficientes para seguir con nuestro
propósito, es decir la fiesta de año nuevo.
El resto del dinero lo recaudamos
de donaciones de los vecinos, quienes ya no querían (por el bienestar del barrio)
que organicemos otra fiestecita.
El día 30 de diciembre es cuando
comienza el trabajo arduo. Lo principal, armar el estrado. El encargado era nada más y nada menos que Perro Julio, quien subía
a los techos de las casas y de ahí, sacaba los tablones que luego utilizaría
para armar el estrato. A Dios gracias no existía fiscalizaciones de defensa
Civil.
El día 31 lo más pequeños del barrio se encargaban de
pegar las cadenetas, mientras otro grupo se encargaba de ir a al vivero municipal a traer
las palmeras para decorar el escenario (sin consultar obviamente a los encargados de
cuidar el vivero). Otro grupo trabajaba en las coreografías que en la noche
presentarían los más pequeños del barrio.
Con los colchones viejos que son
previamente depositados en los techos de las casas, se arman los números del
año viejo que se va, los mismos que son quemados a las doce de la noche…. algo
simplemente impresionante.
Ya en plena fiesta, los concursos
y los juegos eran del deleite de todos los vecinos. Recuerdo que al más puro
estilo de Trampolín a la fama, se solicitaba a los presentes, un premio a quien
traiga un producto casero, a ocurrencia del animador.
Lo mejor de todo, es que pudimos
alcanzarles regalos a los niños del barrio. Todo era felicidad y camaradería.
Un verdadero éxito!!!
Solidaridad, compromiso, trabajo
en equipo son algunas de las lecciones adquiridas a lo largo de mi vivencia en
mi querido Caraveli.
Bueno para terminar, les cuento
que desde hace varios años vivo en el distrito de Surco, pero cuando alguien me
pregunta de qué barrio soy, yo respondo
al instante y con orgullo, que soy de Breña y para ser más exacto de Caravelí
cuadra 10.
NOS VEMOS…….
Me pregunto que paso con la señora que metió la cara por la ventana siendo victima del gancho frontal que aplico el famoso Kitty?
ResponderEliminar