sábado, 2 de noviembre de 2013

Patita de Conejo


El Pie en muchas culturas es símbolo de potencia fuerza y poder. Los conejos siempre han simbolizado entre otras cosas la fertilidad, debido a su capacidad para reproducirse a un ritmo vertiginoso.

Esta historia tiene que ver con mi profesor de primaria, Francisco Vidal Tinoco, más conocido como el profesor Panchito, quien además de ser muy buen profesor, tenía una particularidad muy especial y era la pasión profunda que tenia al futbol. Era un obsesionado con el equipo de futbol del salón. Recuerdo que siempre nos contaba historias de equipos de otras promociones con las cuales consiguió muchos campeonatos de fulbito. Debo aclarar que en esas épocas los profesores de primaria eran para toda la primaria; es decir de primero a sexto, en cambio hoy en día los colegios de educación primaria, cada año tienen profesores distintos.

Cuando ingrese a primer grado y después de los primeros días y cuando muchos ya habíamos dominado el miedo al cambio de un nido, que en mi época se llama jardín, nuestro querido profesor Panchito empezó a esbozar los primeros ensayos de lo que sería el equipo de fulbito que representaría a nuestro salón, en nuestro caso primer grado “C” y en el cual tuve el honor de formar parte del equipo.

Debo comentarles que el sistema de campeonato se daba de la siguiente manera: primer y segundo grado disputaban un campeonato, tercero y cuarto otra y quinto y sexto otra; es decir que los años pares tenían las mayores probabilidades de quedarse con la corona, debido a que se enfrentarían a equipos de años inferiores y donde los verdaderos rivales a vencer, serian los de su mismo grado. Cada grado contaba con 3 secciones, A,B y C. En total 6 equipos.

Recuerdo que el equipo se mantuvo desde primer a sexto grado salvo un cambio, pero la base siempre fue la misma.

Volviendo al profesor Panchito, recuerdo que en la clase de Educación física no había otra cosa que practicas de fulbito. Las dos horas de clase se dedicaba a darnos instrucciones de cómo funcionar mejor como equipo, al resto de la clase los mandaba a jugar libre por el resto de las canchas de fulbito y él, en la principal nos daba indicaciones tácticas. Era un verdadero entrenador. Un obsesionado del futbol. Un Bielsa de nuestros tiempos.

Siempre tuvimos un problema para cumplir con sus sueños de gloria, y ese obstáculo era el salón “B”, nuestro eterno rival, que por cierto siempre nos derrotaba; aunque en nuestra defensa debo aclarar que en sus filas contaba con tres jugadores de mayor edad y los cuales eran repitentes de año, lo cual les daba un mayor peso.

Pero la estrategia del profesor Panchito no bastaba en las charlas y prácticas de futbol, sino que días antes del campeonato y en los momentos en que nos daba las camisetas que orgullosos defenderíamos, adicional nos daba como amuletos “patitas de conejos” a cada jugador. Recuerdo que la primera vez me causo gran sorpresa, pero luego ya nos acostumbramos a este tipos de cábalas por parte del profesor, quien criaba conejos e incluso los rifaba entre los alumnos del salón. En fin si estas patitas de conejos ayudarían con el propósito de vencer a nuestros eternos rivales del “B”, bienvenidas eran. Lo malo era que en la cancha los resultados no nos acompañaban y siempre vimos como nuestros rivales alzaban la copa. Al final el profesor panchito siempre nos alentaba a seguir luchando, a no bajar los brazo y mucho menos la cabeza, y que ya habría otra revancha para volver intentarlo (claro está que acompañados de las “patita de conejo”).

Recuerdo que en cuarto año estando a dos meses del inicio del campeonato, sufrimos una terrible noticia para el equipo. Nuestro querido profesor y entrenador de fulbito, había sido promovido a director del colegio, con lo cual se nos complicaría aun más el camino a ser campeón.  Solo habría que esperar que el profesor de reemplazo sea una persona que también le agrade el futbol, y que apoye de la misma forma como lo había hecho hasta el momento el profesor Panchito. Con el transcurrir de los días, grande fue nuestra sorpresa cuando nos presentaron al reemplazo y era para sorpresa nuestra “UNA PROFESORA”, ya nada podía estar peor. Estábamos perdidos y más lejos que nunca del sueño de ser campeón. Con esta profesora se acabaron los entrenamientos, las charlas y tácticas de futbol.

Para el inicio de campeonato no hubo ceremonia de entrega de camisetas (no las entregaron a minutos de iniciar el partido) y obviamente tampoco hubo patitas de conejo para la suerte.

El campeonato se dio como siempre, y como siempre llegamos a la final con nuestro eternos rival. La diferencia fue que en aquella oportunidad logramos vencerlos por 3 a 1 y con ello obtuvimos por primera vez el campeonato. Recuerdo como si fuera hoy, que al final del partido y cuando nos encontrábamos en plena celebración, se unió a nosotros el profesor Panchito, quien dejo su cómoda posición en el palco de profesores, y rompiendo el protocolo e imparcialidad que debía impartir como director del colegio se confundió con nosotros en un abrazo interminable.

Ahora que recuerdo y repaso en mi mente que es lo que pudo pasar, que hizo que venciéramos a lo que hasta ese momento era imposible, pienso que fue la constancia, el respetar los procesos a largo plazo, el no cambiar el libreto, el tener claro cuál era el norte, el creer en un equipo y no ser cortoplacista. Se dice que por lo general las mujeres están orientadas a los procesos, mientras que los hombres estamos orientados a los resultados. Ambas cosas son importantes, sin resultados es muy difícil poder mantener procesos a largo plazo, pero en nuestro caso, fue la dedicación que le puso el profesor Panchito, el cual a pesar que en el campeonato ya no estaba bajo la dirección técnica de nuestro equipo, la base ya estaba formada y por lo tanto los frutos era cuestión solo de esperar,  pero lo mejor de todo fue que pudimos comprobar que no era cuestión de si teníamos o no la patita de conejo, para ayudarnos, sino que lo verdaderamente importante (aparte del trabajo constante), era el convencimiento que si podíamos lograrlo si confiábamos en nosotros mismos, más allá de cualquier cábala o superstición.
Ese día fuimos nosotros mismos, y ese día fuimos “CAMPEONES”.

6 comentarios:

  1. La ultima estrofa es una buena enseñanza para el desarrollo profesional, felicitaciones compañero, sera hora de aplicar los criterios de beneficios a largo plazo con procesos de optimizacion, consulta ? como empesamos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Luis gracias por escribir.
      Respecto a la consulta de como empezamos, considero que lo principal es tener y aplicar un pensamiento holístico al problema; es decir ver el bosque y no el árbol, para con ello tener un análisis más amplio de los elementos a atender. Luego de ello es importante como dice la lectura tener un "Norte claro", es decir definir como queremos que nos vean luego de un tiempo, adonde queremos llegar y en base a ello elegir las estrategias para conseguir esos objetivos. En el camino se presentarán de seguro muchos inconvenientes por la premura de resultados, pero hay que tener claro que todo sacrificio tiene como recompensa resultados satisfactorios.

      Saludos.

      Eliminar
  2. Me hiciste retroceder en el tiempo.
    Yo también fui alumno del profesor Francisco Vidal Tinoco y participe en los épicos campeonatos de fulbito de primaria de la Gran Unidad Escolar Mariano Melgar.
    No sé si fuimos los únicos, pero mi sección (la C por supuesto) fue campeona durante todos los seis años de primaria.
    Que buenos recuerdos, y me alegra que haya llegado a ser director del colegio. Se lo merecía, no sólo fue un gran profesor, sino una excelente persona . Recuerdo de él que aparte de los cursos tradicionales, también nos enseñaba a cocinar, pues según él, el hombre debe también ayudar en casa. Hubo una anécdota que lo pinta de cuerpo entero: Mariano Melgar es un colegio público y la mayoría de los alumnos eran de origen sencillo, pero en mi salón particularmente había dos que eran ya demasiado pobres. Un día uno de ellos se desmayó, luego supimos que el pobre chico iba a clases sin tomar desayuno, y quién sabe si luego almorzaría. Ni corto ni perezoso, el profesor decidió que algo tenía que hacerse al respecto, y comenzó hacer en medio de la década del 70 , lo que actualmente realiza el Kalywarma, pero claro con su propio peculio. Así es que después de ese suceso, todos los días invitaba a desayunar y almorzar a ese par de alumnos. Buena gente el profe.

    Saludos

    ResponderEliminar
  3. Hola Bartolomeo, me alegra que el relato de esta historia haya traído a tu mente gratos recuerdos. Por casualidad sus camisetas fueron de color amarillo?. Te digo esto porque recuerdo que en los primeros años heredamos unas camisetas de este color, las cuales eran de promociones anteriores.Posteriormente y gracias a su ingenio pudimos adquirir unas nuevas camisetas de color celeste.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Hola Bartolomeo, me alegra que el relato de esta historia haya traído a tu mente gratos recuerdos. Por casualidad sus camisetas fueron de color amarillo?. Te digo esto porque recuerdo que en los primeros años heredamos unas camisetas de este color, las cuales eran de promociones anteriores.Posteriormente y gracias a su ingenio pudimos adquirir unas nuevas camisetas de color celeste.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Queda claro que para lograr un objetivo se debe tener en cuenta varios puntos importantes, tales como el sacrificio,ser constantes , ser uno mismo y respetar los procesos.Ojala Burga lea "PATITA DE CONEJO" y se de cuenta que los procesos se respetan, así podríamos llegar a un mundial.
    En lo personal me deja una enseñanza , no siempre se tiene lo que uno quiere. para conseguirlo debes ser constante, sacrificio y elaborar un proceso , así lograremos nuestros objetivos.

    ResponderEliminar